Cuando now and then lo fue

noviembre 7, 2023 § 2 comentarios

Dada la ausencia de la voz viva de Lennon, no faltará el vivo que niegue la veracidad de la grabación de su voz, y ponga en entredicho al último hit de los Beatles, “Now and then”. Le pasó a Solís y esta es la historia.

A casi un año de su muerte, la revista Billboard en su número de abril 15 de 1967 reportaba que en abril 19, primer aniversario luctuoso del cantante, la CBS lanzaría una promoción especial para “uno de sus mayores vendedores”, toda vez que la compañía aún tenía cintas para ser lanzadas al mercado. Siguieron entonces esos primeros discos con material inédito: Javier Solís con orquesta, Vida de bohemio y Rancheras con Javier Solís, todos publicados durante 1967.

En agosto de 1967 la revista reportó que las ventas de los discos de Javier iban extremadamente bien, pero que comenzaban a disminuir a partir de una declaración de su principal competidor, Miguel Aceves Mejía (de la RCA, dicho sea), quien cuestionaba la veracidad de las grabaciones póstumas de Solís al decir que en tales no era Javier quien se escuchaba. CBS para ese entonces ya había anunciado que Javier había dejado una cantidad indefinida de grabaciones. Aceves Mejía decía que eran un fraude, que tales grabaciones no existían antes de la muerte del cantante, que lo publicado era apócrifo. La CBS no decía nada al respecto.

Pero en septiembre la misma revista Billboard, en un brevísimo apunte, reportó con el título “Todo de Solís: la CBS Mexico” la respuesta de la compañía a la acusación de Aceves Mejía. La CBS desmentía y aclaraba que toda grabación publicada tras la muerte de Javier sí era de él, que él sí la había efectivamente grabado.

Más tarde, en octubre, en Caracas, Venezuela, el presidente de la CBS México, Dr. José Bustillos, mostraba a la prensa hojas con registros de grabación, copias de las cintas e incluso pagos que se hicieron a Solís por aquellas grabaciones que estaban siendo publicadas tras la muerte del cantante. En las cintas hasta se escuchaba, entre toma y toma, la voz de Solís charlando. El asunto quedaba finiquitado; Miguel a veces mugía. ~

Que alguien piense en los Beatles

junio 1, 2017 § 1 comentario

Javier Solís y los Beatles tienen en común algo más que un “Bésame mucho” o unos bigotes de portada (los primeros del cuarteto en el mítico Sgt. Pepper’s). Incluso la génesis de un nombre artístico —Luquín, Solís; Beetles, Beatles— los pone a la par. Tacubaya y Liverpool no fueron ajenos al Zeitgeist de los sesenta; sus hijos predilectos, tampoco.

Si bien la edad de Solís lo hace más bien un hermano mayor (y aquí pensemos incluso en la película Un callejón sin salida con Alberto Vázquez y Solís en los papeles de hermano menor y mayor, respectivamente), su música es contemporánea a la obra de los ingleses. El peso musical que se forjaba a la par no es detalle menor. Es cierto que la genialidad de los Beatles fue, sobre todo, la composición; Javier Solís, por su parte, hizo de la interpretación su gran obra. Quedémonos con ello, entonces, y fijémonos en cosas como un concierto en la azotea.

Ya 1966 estaba en los anales como un año de despedidas: adiós a Solís y a los Beatles en vivo. El cuarteto, sin embargo, volvería a tocar en 1969 ante el respetable en un peculiar escenario: la azotea del número 3 de Savile Row, en el lujoso barrio Mayfair de Londres. El revuelo, según los reportes, no se hizo esperar, pero no fue la primera vez que un público miraba, con sorpresa y acaso sin aliento, hacia las alturas. Javier, unos cuantos años antes, tuvo también que subirse a cantar. La razón fue más bien práctica: no había de otra. Un concurso y una serenata fueron los motivos de tal peripecia. Una joven de la colonia Molino de Rosas de la ciudad de México ganose una serenata y Javier Solís era el encargado de llevarla. No muy lejos de su Tacubaya, y ya en la cumbre de su carrera, se apareció Solís para cumplir el compromiso; no fue el único en la cita, una multitud le hizo comparsa a la ganadora y hete ahí que nuestro cantante tuvo que subirse a la azotea para librarse de la masa, y llevarle así a la musa en turno su bienvenida misa. Vaya qué va en la azotea.

Solís, también hay que decirlo, salió no sin cariños, araños, abrazos y jalones de aquella empresa. La crónica sigue hasta el escape de Solís: por los tejados y apenas salvando su pellejo, pues perdió su sombrero, al entrar al auto que lo rescataría. Los Beatles no habrán tocado en México, pero qué tal lo que le tocó a Solís en aquellos dorados años.

Habrá que seguir las trayectorias de ambos mitos; sirva este botón como muestra de su paralelismo. Los mejores discos de los Beatles están cumpliendo, o están por cumplir, cincuenta años; los de Javier Solís, todos, ya lo hicieron. A vuelo de pájaro, o incluso desde una azotea, las similitudes son bastantes.~

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