Las rejas no matan
junio 19, 2009 § 4 comentarios
Hoy día se cumplen 14 años de su muerte. Un ícono de la música mexicana que, curiosamente, en la voz de Solís sólo se hizo escuchar de una sola manera. Tomás Méndez Sosa (1926 – 1995) dejó una estela de composiciones que le garantizaron un especial lugar junto a otros grandes de la talla de un, por ejemplo, José Alfredo Jiménez. Lola Beltrán fue, se sabe, su cómplice de cabecera y con ella su inspiración alcanzó, tal cual, la inmortalidad. En sí, Tomás Méndez fue referente constante para aquellos protagonistas de la canción ranchera, v.gr., Pedro Infante, Amalia Mendoza, Aceves Mejía y Lucha Villa. Nuestro Solís, lo dicho, sólo grabó una de sus canciones… y con ello bastó para que ésta tenga un particular espacio en la historia musical de ambos artistas.
«Las rejas no matan» es no sólo una clásica dentro del repertorio musical ranchero sino también del cancionero popular mexicano. Es por supuesto una clásica de clásicas para nosotros los seguidores de Javier… «Auroras que son puñaladas/ Las rejas no matan/ Pero sí tu maldito querer»… Solís imprimió lo justo y necesario para que esas rejas de Méndez tuvieran la mejor interpretación posible. Fue la única de Javier. Y es sencillamente única. Aquí una versión en vivo grabada en 1964 (en Televicentro):
La canción se incluye en Y todavía te quiero, Rancheras con Javier Solís, la película Amor a ritmo de go-go, en el devedé de 40 Años (que es de donde se tiene esta versión en vivo) y, recientemente, en JS con banda sinaloense. Por aquí nos vemos y leemos. ¡Qué va!
Y de pronto se canta la canción
mayo 17, 2009 § 3 comentarios
En una nota anterior (febrero 2008) colgué la parte de un video (es decir, una foto) donde aparece la imagen de Javier (junto al que parece ser el Piporro) en el sepelio de Pedro Infante, aquél miércoles 17 de abril de 1957. En los respectivos comentarios se acotó que había dudas sobre la veracidad ya no sólo de la imagen sino del momento en sí. Se dice que, por ejemplo, tales imágenes con Solís y demás gente del espectáculo no es posible dado el, precisamente, número de «luminarias» presentes; también, se dice que no era posible que Javier tuviera un lugar, digamos, preferente en aquella tan especial fecha, amén de que en la referida imagen se le ve con traje (terno) y no de charro —como se le conoce en la foto «oficial» incluída en inter alia el libro Pedro Infante 50 años Inolvidable (Ed. Televisa, 2007), del cual ya se ha hablado aquí (noviembre 2007) también.
Pues bien, aquí una mejor evidencia de que sí, Solís estuvo ahí en las primeras filas del sepelio de Infante y que estaba vestido de charro. Esto es, que para aquello de que «no es posible tal cantidad de luminarias», baste recordar que, caramba, el muerto era nada más y nada menos que Pedro Infante, ¿cómo no iba tener ahí congregados ante su tumba a la crema y nata del cine y música del momento (Solís, recordemos, era ya parte de la casa Columbia CBS)? Luego, de la vestimenta de Javier, en aquella foto tan sólo se le ve de negro y no se alcanza a distinguir si su traje es de charro o no. Como fuere, ya les digo, selectos lectores, hay una mejor muestra de que Javier estuvo ahí, y que aquella anécdota de Solís cantando «Grito prisionero» es por demás factible, por no decir veraz. Antes, aquí la nueva liga al video aquél (sucede que quitaron el anterior), donde Solís sale a cuadro (en el minuto 6:27): click. Decía de la evidencia, es una que gracias al aviso oportuno de Rodman (del Javier Solís Club2), podemos ver en la página güeb de Proyecto 40, en la sección InternetTV, en la parte de Leyenda Urbana, programa donde los días 18 y 25 de abril del 2009 se transmitió un especial de Pedro Infante. Es en el segundo programa donde se da paso a las imágenes del sepelio de Infante. El audio corre a cargo del presentador del programa, Alberto Barranco, y de la voz (en off) del narrador del video original (uno que parece ser fue hecho al cumplirse un aniversario de la muerte de Pedro), éste, pues, es distinto a aquél arriba referido, es todo en blanco y negro y tiene unas tomas más abiertas donde se permite ver a la multitud testigo del momento. Javier, lo dicho, fue parte de ello y sí que se le puede ver claramente en el video. En el programa en sí hacen pasar dos veces esa imagen parte de la crónica audiovisual donde Solís sale a cuadro. En la primera (aprox. minuto 15:15), su imagen coincide cuando se escucha la voz del narrador decir, atención, «Porque nunca se puede olvidar a quien siempre sabe estar presente»; luego, en la segunda ocasión (aprox. minuto 18:38) es la voz de Alberto Barranco la que se escucha decir, al tiempo que sale Solís a cuadro, «Y de pronto llegan los mariachis, y de pronto se canta la canción más querida (…)». Aquí las respectivas imágenes:
Helo ahí, con su traje de charro (versión camisa pachuqueña sin moño) y acaso pensando en liberar su aprisionado grito después de aquellas primeras dos canciones (cantadas por todos los presentes), «Amorcito corazón» (sí, como bien nos dice Alberto Barranco, «la canción más querida, la más sentida de Pedro Infante») y «Mi cariñito».
Podemos, avezados lectores, hilar coincidencias y decir que aquél momento marcó la historia de Javier y su entonces porvenir. Solís supo estar presente y salir de entre la gente para, con acertada prontitud, cantar la querida canción. Y así fue, caray, inolvidable nuestro Javier por su perenne presencia y por haber cantado sentidamente (y mejor que nadie) las más queridas canciones. Porque nunca se puede olvidar. Por aquí nos vemos y leemos. ¡Qué va!Se vale, pues de eso se trata
junio 7, 2008 § Deja un comentario
Así es, selectos lectores, mientras se hable de la altura de Solís y su música, qué más da los fondos y bien podemos aceptar esta muestra de admiración y reconocimiento. Claro, las habrá mejores, pero, lo dicho, mientras se hable de Javier y se haga eco de su talento, bienvenidos serán los minutos en la televisión de hoy día. ¡Qué va!
[youtube http://youtu.be/yRgkVRVqcO8]Fue en el canal 4 de la televisión mexicana. Algo me dice que Esteban Arce bien pudiera ser paladín de la SOLISMANÍA… Es en serio, no es la primera vez que le veo entusiasmado con los boleros rancheros tipo En mi viejo San Juan (seguro que es su canción favorita, dicho sea de paso), y, así las cosas, aprovechando su profesión, la figura de Javier Solís podría servirse de alguna idea y/o proyecto à la Arce. Se vale.
Por aquí nos vemos y leemos, ¡qué va!
Fe de erratas
agosto 17, 2006 § Deja un comentario
En realidad solo es un error. No sé qué tanto conocen ustedes, selectos lectores, al programa de TV Las 100 Favoritas de México, del Canal Once (del IPN, México); es un programa sencillo que busca dar con las 100 canciones favoritas del mexicano promedio, o algo así. En la TV abierta mexicana se transmite los sábados a las 21:30hrs, yo lo sigo a través de internet, es decir, voy viendo los capítulos del programa a través de la página web del Canal Once (oncetv-ipn.net). Por el momento, al menos en la página, van ocho capítulos y es en el octavo capítulo, precisamente, donde se da lugar a un error: decir que la canción Cien años (de Ruben Fuentes y Alberto Cervantes) fue interpretada y hecha popular por Javier Solís. Error. Cien años no figura siquiera en el repertorio de Javier Solís. Eso sí, se debe decir, muy bien que hablaron César Costa y Eugenia León (conductor y comentarista del programa, respectivamente) de nuestro querido Javier.
Entonces, eso, que Cien años no se tiene registrada en voz de Javier Solís y sí con Pedro Infante, quien fue el que la hizo popular (y me parece que el primero en grabarla, de hecho). No acepten imitaciones. Como sea, ya se sabe, el bolero ranchero nació con Infante pero se perfeccionó e inmortalizó con Solís. Por aquí nos vemos y leemos, ¡qué va!
NB. En la lista de canciones del programa figura Échame a mi la culpa (de Ferrusquilla), que ciertamente se hiciera popular con Javier.
Esta tristeza mía… ¡en vivo!
abril 25, 2006 § Deja un comentario
Me es muy grato presentarles este video del mismísimo Javier en vivo y… en blanco y negro, ¡je, je! Eso sí, R., gracias mil por el apoyo (guiño). Entonces, selectos lectores, me arriesgo (por aquello de los derechos de autor aunque, eso sí, recuerden, aquí cero lucro y sí la debida mención de las fuentes) y he aquí el video que es parte del nuevo material que la casa disquera ha sacado a la venta y del cual ya se habló de él en esta bitácora, es decir, del cedé-devedé «A 40 años… me recordarás». La canción es Esta tristeza mía de Antonio Valdez, el lugar y año los desconozco, si alguno de ustedes, selectos lectores, tiene el dato, se agradecerá. Vale, helo aquí:
Vean ustedes la maestría de Solís, así nomás, con el puro micro del estudio (ése que pone al tú por tú a los musicos y a la voz) y un buen traje de charro, sin necesidad de tanta parafernalia: su voz basta y sobra. Puro sentimiento, que ni qué, la toma de su perfil (cuando grita «¡se sufre pero se aprende!»), es excelente (sencilla y carismática); bien parado en el escenario y, lo más importante, con un tórax y garganta dispuestos a cantar bien y bonito, a hacer lo suyo y lo propio. No era charro, es verdad, pero su talante y arrojo lo hacían cual si hubiera nacido como tal. No, no hay moño que se quite y, de hecho, más bien se cala el sombrero y hace de su persona una percha idónea para el traje. Así, lo dicho, sin tanto menester propio de los espectáculos de ahora, Solís en vivo es una muestra más de lo que su calidad de artista llegó a ser y se quedó para siempre.
Al parecer, se dice, como Pedro Infante, Javier no tuvo muchas presentaciones en la televisión y por tanto pocos son los videos que se tienen de ellos cantando en vivo en tv. Recordemos que la televisión, en los cincuentas y sesentas, si bien ya era un producto de consumo masivo, todavía no era del todo el lugar preferido para las estrellas de entonces pues las giras, películas e incluso la radio, seguían teniendo prioridad en sus agendas. Es decir, se me ocurre, todavía se tenía que talonear como Dios manda y no precisamente intentar vender por vender con la ayuda de luces y sonido de un estudio. Las tristezas nuestras de ahora, quizá.
Sale pues, por aquí nos vemos y leemos, ¡qué va!