El duende de Solís
agosto 29, 2025 § Deja un comentario
Resulta que Javier Solís sigue rondando los escenarios de México y el mundo; canta en voces de otros o, mejor dicho, otros lo cantan con sus voces, y esta vez lo hizo Shakira en el estadio GNP de la ciudad de México acompañada del Mariachi Gama 1000. Fue una canción que le gustaba mucho al padre de la cantante y, continuó ella en su introducción, se sentiría muy orgulloso de oírsela cantar esa noche, una canción del «gran exponente mexicano». Y así sin más, sin decir qué canción, dejó que las trompetas anunciarán esas sus Sombras javiersolistas:
La segunda parte, hay que decirlo, se escuchó mejor, con una Shakira ya encanchada y dejando salir sus característicos gruñidos, al fin loba, para darle así su toque personal. De esto último, de los detalles, hubo uno peculiar: cambió la letra cuando la mención del enigmático duende: no quedó como un duende temblando, sino «en el barro temblando». El mariachi, por otro lado, acompañó lo justo y su segunda ayudó a balancear la interpretación; una agradecida versión, una que da gusto oírsela cantar a la barranquillera, hasta con orgullo.
ACTUALIZACIÓN
El 7 de septiembre el canal de youtube de la cantante subió una mejor versión en video de esta brillante interpretación javiersolista (en la que ahora, en ese día, no hubo ni duende ni barro temblando, sino que repitió el sin embargo de los ojos azules):
«Me encanta cantarlo aquí, en esta tierra, en esta tierra que ha parido tantos grandes artistas… ¡como Javier Solís!»
Ellos son aquellos: encuentros entre Raphael y Javier Solís
agosto 8, 2025 § Deja un comentario

Doce años mayor que el español, Javier Solís ya no alcanzó a saber del éxito que le esperaba al aún veinteañero Raphael a partir de 1967, año de su primera gira por el continente americano y, en particular, de su debut en El Patio mexicano. Su voz, sin embargo, sí que habrá sido escuchada por Javier con al menos dos canciones que él mismo también, después, llegara a grabar.
Aunque nunca editadas en discos de larga duración, Raphael grabó dos temas conocidos a la postre en el cancionero javiersolista: “A pesar de todo” (una balada a ritmo de swing concebida por Antonio Guijarro y música de José Torregrosa) y “Cuando calienta el sol” (de Rafael Gastón Pérez, atribuida y éxito primero de los cubanos hermanos Rigual). La primera fue premiada en 1962 en el Festival de Benidorm —obtuvo el 5º premio— y la segunda fue parte de su cuarto acetato de sencillos y primero del año 1963. Con Solís ambas canciones vieron poco después su edición; primero, la de Guijarro y Torregrosa, en el disco Romance de 1964, y la segunda en el de Sombras de 1965, con, hay que decirlo, la letra original, pues, producto acaso de la censura franquista, Raphael tuvo que reemplazar “siento tu cuerpo vibrar cerca de mí” por un “sólo me faltas tú cerca de mí”, y el éxtasis de “son tus besos, me estremezco, oh-oh-oh” con un cándido “te recuerdo, mi cariño, oh-oh-oh”.
Otras dos canciones de Raphael quizá estuvieron a la par de las versiones javiersolistas en cuanto a periodo de grabación se refiere, o bien las siguieron. El primer elepé de Raphael (1965) incluyó, entre otras canciones, “Et maintenant” (de Gilbert Becaud y Pierre Delanoe) y “Perdóname, mi vida” (de Gabriel Ruiz y José Antonio Zorrilla). La primera fue interpretada, aun su título, en español, con la misma letra con la que Javier Solís la grabara y que incluyera con título “Por qué me dejas” en su disco Payaso (1965). La segunda salió al mercado con Solís en un disco póstumo Sin mañana ni ayer (1969), pero ya antes, en 1964, había sido interpretada para el cine en la película Aventura al centro de la Tierra, en la que Javier (se) la canta a capela (a Columba Domínguez) en las grutas de Cacahuamilpa. También, dicho sea, esa canción forma parte de las pocas documentadas en video con Javier Solís interpretándola en vivo en televisión, es decir que aun no hubiera sido editada en elepé, la canción ya era conocida con Javier Solís en vida y en vivo.
En 1966 Raphael grabó “Noche de ronda”, y fue incluida en su disco Al ponerse el sol (1967; banda sonora de su segunda película). Javier Solís lo había hecho en 1960 para ese disco con el que de alguna manera inauguró su gran ciclo lariano, Lara-Grever-Baena. Raphael, por su parte, no volvió a Lara sino hasta 1976, en su disco Raphael canta… en el que interpreta “Solamente una vez”, y también otras que alimentaron el cancionero javiersolista: “Ansiedad” (J. E. Sarabia) y “Perfidia” (A. Domínguez).
En 2010 Raphael graba un disco homenaje al tango, el bolero y las rancheras: Te llevo en el corazón. “En esta tarde gris” es el tango conocido por Solís; “Tres palabras”, “Voy”, y “Angelitos negros”, los boleros; y “La media vuelta”, “Amanecí en tus brazos”, “Si Dios me quita la vida” (interpretada con trío) y “Luz de luna”, las rancheras.
La canción de Becaud recién llegó a ser revisitada por Raphael para su disco Ayer… aún (2024), en el que ahora sí la incluye con título en español “Por qué me dejas” (y con añadidos en la letra).
Hay otra canción que ambos cantantes grabaron; para Javier, en 1961, fue uno de sus grandes éxitos y para Raphael, en 1968, el antecedente en nombre de uno: “Escándalo” de Rubén Fuentes. Con Raphael no volvió a editarse esa grabación, sólo se la incluye en ese acetato de cuatro sencillos, junto con “Huapango torero” (de mayor éxito), “Hava Naguila” y “La primera piedra”. El “Escándalo” de Willy Chirino fue, ese sí, gran éxito en 1992 para Raphael; el de Rubén Fuentes fue más bien parte de las primicias de Raphael en México, pues junto con el “Huapango torero” fueron sus primeras grabaciones en suelo mexicano.
Veinticinco años tenía Raphael y treinta Javier Solís cuando sus respectivos escándalos mexicanos fueron grabados; poca diferencia, si no es que ninguna: Raphael supo muy bien de sus encuentros con Javier: diecisiete canciones en las que en mayor o menor grado se hacen ecos uno del otro, pero en las que cada cual logra lo único que desde siempre los caracterizó. Aquí la lista en Spotify, con la licencia de reemplazar el Escándalo de Fuentes con el de Chirino, dada la ausencia de aquel en esa plataforma.
Mas aquí el Escándalo de Raphael de 1968 en YouTube.
El trato y retrato de un marco
enero 28, 2025 § 1 comentario
De Javier se ha dicho que su ausencia dio paso a la presencia por fin de cantantes como Vicente Fernández; no tanto, sin embargo, de otros como Marco Antonio Muñiz. Él mismo lo cuenta en su recién publicada biografía Por amor (Ed. Misión, 2024).
A Muñiz le ofrecieron dos películas tras la negativa de Javier: Dos gallos y dos gallinas (1963) y Los apuros de dos gallos (1963), ambas dirigidas por Emilio Gómez Muriel y coprotagonizadas con Miguel Aceves Mejía. Aquellos fueron en gran medida los inicios de la carrera actoral de Marco Antonio Muñiz, quien un año antes había participado —solo con su piano— en la película La bandida (interpretando el tema ad hoc “Llegando a ti” de José Alfredo). En 1964 Muñiz y Solís compartirían pantalla grande en la película El pecador (Baledón, 1964), donde en realidad nunca salieron a cuadro en la misma escena, nadie canto la canción “El pecador”, y ni siquiera cantaron a dúo una gran versión de “Llegando a ti”: todo se hizo por separado.
Marco Antonio cuenta en Por amor que en su percepción sí había un cierto celo de Solís por el ascenso —valga anotar que el solista Muñiz inició tal carrera después que Solís— del tapatío. Dice Marco Antonio: «Desde que comenzamos a alternar escenario en el Teatro Blanquita, en algún momento que ocupé el mismo lugar que él en términos de importancia, pidió que me movieran más abajo, pues si no, amenazaba con irse del teatro.» Cuenta Marco también que el único lugar donde cantaron juntos fue en el programa de televisión El Yate del Prado, conducido por Lucho Gatica y Paco Malgesto.
La más o menos cercana relación de ambos cantantes se dio entonces entre 1962 y 1965, años en los que, por un lado, el de Tacubaya terminaría por cincelar su carrera artística y, por otro, el de Jalisco comenzaría a forjar su lugar «como uno de los intérpretes más completos e importantes de Latinoamérica» (Gilberto Santa Rosa dixit). La competencia era algo más que carreras solistas paralelas: eran las canciones mismas las que se disputaban las interpretaciones y, claro, el gusto del público. Por ejemplo, el primer disco solista (en 1962) de Marco Antonio incluyó “Luz y sombra” y “Escándalo”, ambas de Rubén Fuentes, grabadas un año antes en el noveno LP de Javier Solís; después, en el segundo disco de Muñiz se incluyó “Adelante” (Mario de Jesús), tema que también pasaría por la voz de Solís en un disco de 1962, El peor de los caminos. Ya con estas tres canciones se tuvo tela para poner a competir a ese par, y lo hicieron en escenarios como el Blanquita, donde Muñiz cantó hasta el hartazgo “Luz y sombra” y Solís, seguramente, remataba con su rúbrica exclamación «¡qué va!» su interpretación de “Escándalo” (asunto que, la exclamación, para algunos es referencia primera en esa canción, pues por los años de edición en LP se pensaría que fue ahí donde por primera vez Solís soltó a media canción un ¡qué va!).
El tercer disco de larga duración de Muñiz, Incontenible (1963), siguió con coincidencias de temas javiersolistas: por ejemplo, “A pesar de todo” y “Mentira, mentira”, donde esta había sido parte del quinto elepé de Solís en 1959 y aquella, un tema de Antonio Guijarro y José Torregosa, se le incluyera en el disco Romance (de 1964). Del cuarto disco de Muñiz, Seguiré mi viaje, se desprendió “El pecador”, tema que a Solís se le incluyera en su disco póstumo Rancheras con Javier Solís. Antes de Sigue de frente, Muñiz grabó el disco 12 maneras diferentes de decir te amo, donde sobresale “Si Dios me quita la vida” (Luis Demetrio), tema que formara parte en el mismo 1965 del mítico disco javiersolista Sombras. Del disco El despertar (1965) de Muñiz, un tema, “Te amaré toda la vida”, vuelve a ser incluido también en el cancionero javiersolista a través del disco (otra vez) póstumo Vida de bohemio; en ese disco de Marco Antonio, por cierto, hay una curiosidad: el tema del francés Gilbert Becaud “Et maintenat” presenta una de las dos versiones en español que en su momento se le hicieran, y ambas sí con Muñiz y Solís: “Y ahora qué” (la de Solís se tituló “Por qué te vas”, incluida en el disco Payaso [1965], y con ese título y versión se grabó en español por el mismo Bécaud y por otros como Raphael).
Competencia de canciones. He ahí el pique y celo de Solís, él que con su oído bárbaro sabía identificar dónde y cómo su voz vestía mejor las creaciones de los compositores. Una, acertada y curiosamente, ejemplifica tal celo de Javier: “Esclavo y amo” de José Vaca Flores.
Es 1961 y Marco Antonio Muñiz ya está comenzando a ser oído como solista y grabando sencillos (que en 1962, como se indicó arriba, se editarían en su primer disco de larga duración) en su casa RCA, mientras que Solís, en la Columbia, grababa también algunos a la par, y estaba, sí, atento a lo que grabara el naciente solista Marco Antonio con su acompañamiento de orquesta, pues, oído al fin, sabía lo que un acompañamiento de mariachi podía darle a ciertas canciones. El joven José Vaca Flores, empleado ya de la compañía Columbia, le da a oír primero el tema de marras a Humberto Sandoval (del Dueto Tapatío), quien le hace ver que esa canción era para Javier Solís: pues sí, la hice pensando en Javier Solís, respondió el compositor. En una reunión posterior el mismo Humberto, avispado, va y le dice a Javier: «oye, Javier, ¿ya oíste la nueva grabación que hizo Marco Antonio Muñiz?» ¿Cuál? ¿Cómo se llama? ¿Quién es el compositor? Javier Solís encara días después a Vaca Flores por andar dando temas a la competencia, y le pide que le presente la canción en cuestión. Acto seguido Solís le dice a su productor «Felipe, quiero grabar urgentemente una canción». Valdés Leal, una vez grabada, decide lanzarla al mercado como lado B de un disco sencillo junto con “El loco” (de Víctor Cordero; tema que, por cierto, el mismo Solís le pidiera al compositor que fuera exclusiva de él). “El loco” fue, como se esperaba, un éxito inmediato; “Esclavo y amo” tuvo que esperar un poco y a ser pedida primero en lugares como NY para entonces regresar a México a ser una joya más del cancionero popular. Ambas se acompañaron con el Mariachi Nacional de Arcadio Diaz; “El loco” con arreglo de Rafael Carrión y “Esclavo y amo”, con uno de Fernando Z. Maldonado.
Si hay ausencias que triunfan, dijera aquel, la presencia de Marco Antonio en la carrera de Javier, y viceversa, dio triunfos también. Las canciones fueron las principales ganadoras.
Dos apuntes finales: i) “Esclavo y amo” no la grabaría Marco Antonio sino hasta pasados treinta años, en 1991, cuando el tapatío grabara su homenaje a dos ídolos, Pedro Infante y Javier Solís; ii) confirmado por el compositor Vaca Flores, a quien el mismo Javier se lo aclarara, el grito ¡qué va! se grabó por vez primera en “Esclavo y amo”, ese fue su marco, y qué marco.~
Cuando el Cigala canta a Solís
octubre 18, 2023 § Deja un comentario
Cinco años (casi exactos) tomó desde aquella nota en esta solismanía para que el Cigala nos entregara el gusto de escucharlo cantar perlas javiersolistas. Precisamente en el pasado cumpleaños de Solís, 1 de septiembre, Cigala publicó su disco Obras Maestras (Sony, 2023). No es un homenaje como tal a Javier, pero vaya que se respiran sus aires, sobre todo en esos sus temas: “Ay, cariño” (Baena) y “Voy” (Luis Demetrio), este último escogido como sencillo para la promoción del disco: aquí el video:
Además del Cigala, el piano (y la producción) de Jubitus subraya el entendimiento del cantaor. Y es que es el piano lo que acertadamente inicia estas obras maestras, abriendo paso a la exclamación de Baena; así, si con Solís eran las trompetas las que anunciaban el ay de Javier, el Ciagala se hace del piano de su comparsa Jubitus para bordar no sólo ese ay, sino también, de la misma manera, el voy de Luis Demetrio.
De “Voy”, por cierto, reza la anécdota que entre Luis Demetrio, Manzanero y Mario de Jesús se jugó la apuesta de ver quién lograba la canción con el título más corto. Luis Demetrio quedó en tercer lugar. Las interpretaciones de Solís o el Cigala, por su parte, superan cualquier competencia y resultan siempre ganadoras… o al menos, maestras obras.
A los 92 de su nacimiento
septiembre 4, 2023 § Deja un comentario
No sorprende que Guadalupe Pineda haya cantado aquel recuerdo a Javier Solís. El próximo año se cumplen treinta de la grabación de Enamorarse así (Ariola, 1994), gran disco producido y dirigido por Pepe Aguilar (primo de Pineda). Aguilar, se sabe, tiene a Solís como la mejor voz que ha pisado el planeta; no le falta razón, y mucho bien hizo en poner a la prima Pineda a recordar a Javier Solís con esa dupla de firmas javiersolistas: “Llorarás” y “Sombras” integran el track nueve de tan redonda producción. Así, en “Recordando a Javier Solís”, entre boleros, baladas y rancheras, menos de tres minutos le bastan a Guadalupe para recordar al rey del bolero ranchero y, de paso, recordarnos del por qué su metal de voz ilumina. No sorprende, quise decir, que Guadalupe Pineda haya recordado así de bien a Javier Solís.
Este primero de septiembre Pineda vuelve a recordar a Javier en sus grabaciones: sale al mercado (es decir, en streaming) Mis mexicanas favoritas (Pineda, 2023). Y ahí se enlista “Las rejas no matan”, oyendo su nombre, oyendo su voz. Sirva pues este regalo septembrino para celebrar este 4 al cumpleañero Javier, ¡qué va!
Donde mora el azar
julio 6, 2022 § Deja un comentario
Porque uno no es ninguno, Eleazar Mora graba y presenta el segundo volumen de Javier Solís, una orquesta y una voz (Trimimar, 2022). Hace tres años, para el primer volumen, el tenor seleccionó 11 temas javiersolistas; para el segundo, junto con un par de joyas javiersolistas (“Qué va” y “En tu pelo“), Mora recuerda a un Solís no siempre reconocido (“Vereda tropical”, “Tres palabras”, “A la orilla del mar”) y no siempre explorado (“He sabido que te amaba”, “Tómate una copa”, “Espumas”). Así, con ahora ocho temas, se remata el homenaje de Mora y el alcance de Solís.
Es decir, si el primer volumen era sobre todo un recuento de éxitos —“Entrega total”, “El loco”, “Ojitos traidores”, “Llorarás, llorarás”, “Sombras”, “Sabrás que te quiero”— combinados con una selección ad hoc de boleros —“La clave azul”, “Cuando tú me quieras”, “La entrega”, “Gema”, “Y háblame”—, el segundo volumen subraya ese gran logro de Javier: poder tomar cualquier canción y sellarla, con mariachi o con orquesta, a su única manera. Por su parte, Eleazar, cuya voz nos recuerda a aquella época de oro de los tenores inolvidables de México —Urcelay, Salinas, Mojica, Arvizu, Vargas, entre otros—, borda con la orquesta y el azar lo lleva a querer recordar no a sus pares líricos, sino al repertorio de un cancionero de Tacubaya. La combinación es fantástica.
Donde mora Eleazar es en Miami, pero el venezolano busca la proyección internacional (“The latin tenor”, se apoda) y ha sabido recorrer el cancionero latinoamericano de punta a punta. Sus selecciones son atinadas y bienvenidas: en Eleazar mora una voz sin aspavientos y un canto fresco que recuerda al azahar. De profesión ingeniero, Mora ha sabido aprovechar las trabes de cantantes como Solís, y ha ido construyendo una producción musical de gran trabajo. ‘Una orquesta y una voz’ es ya una serie de discos en los que Mora repasa temas de Simón Díaz, Nino Bravo y Javier Solís, y consigue en cada uno un aire particular; incluso en esos sus dos volúmenes dedicados a Javier Solís: ninguno repite al otro, cada volumen cumple su cometido: cantar, sin azar, a Javier y encantar, sin demora, con Eleazar.
Cantaría boleros rancheros de Javier Solís
octubre 19, 2018 § 1 comentario
Desde hace unos añitos el Cigala nos entusiasma con la idea de oírlo cantar temas javiersolistas. Cuando su Romance de la luna tucumana (Deutsche Grammophon, 2013), en sus entrevistas durante la promoción del disco, el Cigala dejó salir públicamente esa idea suya de grabar temas de Javier Solís. Pero ya antes, en su disco Dos lágrimas (Deutsche Grammophon, 2008), el cantaor nos adelantó un tema si no javiersolista, sí de ese perfil: “Un compromiso” (Hnos. García Segura).
Según ha contado el propio Cigala, lo de Solís le viene incluso desde aquel premiado Lágrimas negras (Calle 54 Records, 2003), cuando Bebo Valdés le habló de “Tres palabras” (Osvaldo Farrés) y de los boleros de Javier Solís. (En la siguiente liga el Cigala cuenta al respecto: video.) Finalmente todo quedó en palabras y no es sino hasta 2008 cuando Cigala volvió a los boleros, y a uno ya con una pinta javiersolista.
Javier grabó “Un compromiso” en 1960 con el Mariachi Jalisco de Pepe Villa. El tema fue incluido en el disco Enamorado de ti (Columbia, 1960). Si el tema no sobresale es por la compañía de otros temas que a la postre quedaron como javiersolistas totales: “Bésame y olvídame” (Beatriz Jiménez), “Eternamente” (Alberto Domínguez) y “Ayúdame, Dios mío” (Mario de Jesús), e incluso el preciado “Sabor a mí” (Carrillo), pues es esa la versión que quedó registrada en la sección latina del salón de la fama del Grammy. Con todo, “Un compromiso” de Solís es, junto con la versión de Antonio Machín, parte del canon bolerista. La siguiente imagen, tomada de la contraportada del disco Enamorado de ti, registra a Javier en plena faena y, ya se ve, da cuenta de que el acompañamiento de Solís era algo más que simple mariachi: que hablen los cueros, maracas y metales.

Solís ensayando en los estudios Columbia
El Cigala, por su parte, grabó “Un compromiso” a dúo con Reinaldo Creagh –acaso para emular aquella versión de Antonio Machín, quien, reconocemos, popularizara el bolero de los hermanos García Segura– y, bien oído, no encuentro demasiado Solís en él. Pero recién ahora que escuché a Cigala en vivo, con el acompañamiento de un piano, que oí sí un muy bienvenido eco javiersolista.
Un concierto en la Philarmonie de Colonia, Alemania, me regaló esa ‘primicia’. Ya antes, cuando la promoción de Dos lágrimas, Cigala en solitario interpretó “Un compromiso” con el acompañamiento de sus músicos, pero algo aún faltaba o sobraba. En la noche del jueves 18 de octubre yo escuché a un Cigala cantar ese bolero, acompañándose sólo del piano de Jaime Calabuch, con tal talante que, ahora sí, sin más y sin compromisos, a uno no le quedó más que decir ¡qué va!
A Cigala se le sale lo Solís, quiero decir, interpreta lo ajeno como algo muy suyo. Cigala, como hiciera Javier, interpreta y canta con sus propios medios. Su único compromiso es él mismo. Cuando Cigala nos dice que le gustaría cantar los temas de Javier Solís, en realidad nos advierte de su cabal entendimiento de lo logrado por Javier: sabe de qué van esos boleros cantados por Javier: “Un compromiso” apunta ya hacia esa dirección.
Qué daría uno por escuchar, sin compromiso y por puro gusto, al Cigala cantar a Solís.~
Ladrón de día, cantor de noche
septiembre 6, 2018 § 1 comentario
El dinero no es la vida pero la que hago por él: esta habrá sido la máxima de Alfredo Ríos Galeana. Incluso hasta la habrá cantado; porque resulta que Ríos Galeana, además de haber sido enemigo público número uno del México de los 80, también era cantante de rancheras y confeso admirador –el número uno, diría él– de Javier Solís: lo emulaba y le copiaba hasta la cara. De esto, sólo un poco en realidad, ha contado recientemente la película Mexican Gangster: El más buscado (J.M. Cravioto, 2015), donde Tenoch Huerta interpretó al criminal en cuestión.
Poniendo a un lado todas las películas en las que Solís trabajó, esta de Cravioto quizá sea en donde más se pueda oír cantar a Javier. ¿Una película javiersolista? No del todo, pues amén de las canciones y escenas donde Tenoch hace las veces del cantante Luis Fernando o Charro misterioso (los nombres artísticos que Ríos Galeana usó para explotar su veta artística), no hay en sí la escenificación de lo que la música de Javier Solís llegó a ser para Ríos Galeana. Hay, sí, un par de curiosos guiños a la solismanía de Ríos: querer tener el mismo fotógrafo de Javier Solís y querer tener la nariz como el cantante (aunque por motivos más bien prácticos: esconderse de la justicia).
Canciones, lo dicho, hay a lo largo de la película, aunque sin llegar a conformar cabalmente una banda sonora. Una certera excepción, sin embargo, se escucha en la escena cuando la captura (no diré cuál de todas) de Ríos. «Vengo a decirle adiós a los muchachos», se oye cantar a Solís al tiempo que Alfredo Ríos se encamina a su destino.
Cinco son los temas javiersolistas incluidos en la película, y tres corren a cargo de Javier mismo. “Despedida”, lo dicho, sobresale. Sólo con ese clásico de Pedro Flores se logra subrayar el sentido de la historia, tarea acaso principal de la música en una película, y la voz de Solís acompasa así, sin distraer ni opacar el desarrollo de la escena, lo que la película nos está contando. Buena jugada, buena elección.
Más de Javier en Mexican Gangster no hay. Lo habrá habido empero en el personaje Alfredo: cuándo, cómo y por qué decide mezclar sus menesteres criminales con sus manías artísticas es cosa que la película sale debiendo. Todavía más, la usurpación de identidad de aquel otro admirador también de Javier Solís, el Charro del Misterio, queda como simple ardid anecdótico.
El Charro del Misterio, el original, es un viejo conocido de los javiersolistas; el misterioso charro de Alfredo, por el contrario, resulta más bien un poco explorado personaje: esta película que nos ocupa era una buena oportunidad para hacerlo. ¿Qué tanta luz de Javier había en la sombra de Alfredo y sus delirios de cantante? A saber; por lo pronto, seguiremos pensando que Ríos Galeana fue, además de un consumado asaltabancos, un excéntrico fanático javiersolista.~
Un volado merenguero
agosto 14, 2018 § 2 comentarios
Su potente voz seguro hará lo suyo, y Eddy Herrera, así como lo hizo con “Tu voz”, saldrá bien parado en ese su próximo homenaje –un disco-tributo– a Javier Solís.
Esta vez Solís nos lleva a la República Dominicana… Mejor dicho: República Dominicana nos traerá a Javier de vuelta. Y será gracias a su “galán del merengue”, Eddy Herrera (Santiago de los Caballeros, 1964). Así de caribe el océano javiersolista.
Según nota del Listín Diario, el señor padre de Herrera hacía tocar al pequeño Eddy las canciones de Javier Solís, y fue así como el futuro merenguero, desde aquella su isla, adquirió su gusto por el mexicano Solís. En estas fechas, nos sigue contando la nota, el cantante Herrera se hará camino a México para desde ahí, la cuna de Solís, grabar trece canciones bajo la dirección y producción de Jorge Avendaño.
El antecedente más cercano que le encontré a Herrera fue aquella “Tu voz”, incluida en su disco Ámame (1993), donde su interpretación, mal que bien, supera al arreglo musical (y, dicho sea, queda en general lejos de lo logrado con su gran éxito “Carolina”, parte también de ese disco). Lo mejor vendría después: esta grabación donde Herrera, después de dar la primicia del próximo disco, se hace de un sencillo y mejor acompañamiento y brinda sentido homenaje al, en sus palabras, inmortal Javier Solís:
Ya se oyó, lo que viene será la «esencia de los temas originales pero modernos, fusionados». Javier, recordemos, dijo que lo suyo era modernizar al mariachi; todo pinta pues que su tarea sigue teniendo ecos, Eddy Herrera se aventará ese volado: cosa buena, casi tanto como un buen merengue.~
Inspiración de vivos y muertos
enero 11, 2018 § Deja un comentario
Ernesto de la Cruz es algo más que Pedro Infante, así lo aclara la misma Disney:

Y hete ahí a nuestro Solís:

Ya el mismo Marco Antonio Solís, quien prestó su voz al personaje en cuestión, lo aclaraba en algunas entrevistas; la audiencia, por su parte, de alguna manera lo intuía. ¿Qué de Javier tendrá Ernesto? La fama de la voz, quizá, pues la pinta, quién lo niega, es toda la parroquia de Infante; la voz en sí, un guiño más bien a Negrete; pero la fama, según Miguel, el niño de la película, pareciera que apunta a las razones de aquella de Javier: ser el mejor cantante.
Todavía más, ahora recuerdo, hay un momento de la película en que De la Cruz presenta a Miguel ante dos peculiares personajes: Negrete e Infante: ¿suple De la Cruz a Solís en ese particular encuentro? Es probable, sobre todo con esa aclaración de Disney como respaldo… U homenaje, tendríamos que decir, porque vaya que lo es, y más si miramos, y oímos, los que suelen hacerse desde suelo mexicano. Sobre esto último, la comparación es inevitable; tomemos como ejemplo, incluso, los más recientes cedés que la casa disquera de Infante sacó al mercado en el 2017 por los cien años del natalicio de Pedro: de una manufactura ínfima y lamentable. Con Javier tampoco hay para dónde hacerse, la mediocridad (entendida esta como falta de imaginación e ideas) de los últimos homenajes es de subrayar.
De unos meses para acá toma fuerza ya no sólo el regreso de los vinilos (o elepes), sino también la transmisión del sonido de alta definición por plataformas de música en línea: he ahí una gran oportunidad para sacar a relucir a Javier. Quién no querrá pagar por una merecida y cabal remasterización de sus grabaciones. Los Beatles y su Sgt. Pepper, por ejemplo, la están rompiendo con la edición de aniversario: Javier no les pediría nada con sus, ojo ahí, valses con banda o, qué va, Javier Solís en Nueva York, grabaciones que, sabemos los javiersolistas, guardan en buena medida la probada calidad javiersolista.
Pero volvamos a Coco, una muestra más de hasta dónde se nos ha metido el gran Javier. Recuérdenlo.~