Comparabilidad de Solís

abril 29, 2007 § Deja un comentario

Disculpas mil por haber dejado pendiente un tema que tenía ya en la mira y que gracias a un reciente comentario (de Lissita) en el blog, ciertamente es mejor dejarlo en claro: Javier Solís es el rey del bolero ranchero, ni más, ni menos. Lo cual implica, selectos lectores, que compararlo con voces de tenores líricos es un ejercicio que a poco o nada nos lleva. Mejor hablar del por qué Javier y su voz son lo que hasta ahora: la máxima interpretación de boleros rancheros. Sí, interpretó otros géneros y ciertamente lo hizo muy a su manera y de una forma por demás extraordinaria, pero de ahí a compararlo con voces como las de Genaro Salinas, Pedro Vargas, Alfonso Ortiz Tirado, Juan Arvizu, Plácido Domingo, Ramón Vargas, etc., no ha lugar. Claro, bien lo dijo doña Lissita: voces como la de Genaro Salinas son para cantos de otros niveles. O sea, he ahí el detalle, que no entiendo por qué voces de ahora como los Fernández (en algunas de sus interpretaciones, acotemos) insisten en sonar a tenores cuando están a millas de distancia de lograrlo. Javier Solís tenía en claro su papel y así en interpretaciones como, digamos, Granada no hizo más que dejar su sello e interpretar de la mejor manera posible. A lo suyo, pues. Un cancionero, subrayaba Javier.

Ahora bien, ¿las interpretaciones de boleros, rancheras y boleros rancheros son/suenan mejor en voces de, e.g., Salinas, Domingo, Vargas, etc.? No. Son interpretaciones ciertamente con una técnica, como diría Lissita (gracias por la ayuda), sin rasgos indeseables de los cantantes empíricos, pero he ahí el detalle, selectísimos lectores: no contienen tales rasgos que precisamente las rancheras, los boleros y los boleros rancheros necesitan. (Paréntesis para hacer mención de un recién cedé de Juan Diego Florez, Sentimiento Latino 2006, donde por fin logré escuchar algo más que técnica; es bueno el muchacho, que ni qué.) A final de cuentas, tal género de música es lo que persigue: expresar de la manera más llana (i.e., sencilla, sin presunción) un sentimiento humano. Y sí, ahí la grandeza de Javier, pues si se hace de una manera no solo sencilla sino única, carismática y sentimiental, ¡ya estuvo, muchachos!, más no se puede ni debe pedir, la misón está cumplida, y con creces. Parafraseando al buen Piporro: ¡qué cantante empírico tan empirado!

El resto será cuestión de preferencias. Yo sigo optando por Javier cuando quiero escuchar un bolero o una ranchera (¡o ambos!). El bel canto lo dejo para cuando quiero enterarme de acertijos de princesas u oler violetas (otrora camelias). Al César lo que es del César y a Javier lo que es de Solís, ¡qué va!

Por aquí nos vemos y leemos.

Anuncio publicitario

Etiquetado:,

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

¿Qué es esto?

Actualmente estás leyendo Comparabilidad de Solís en SOLISMANÍA.

Meta

A %d blogueros les gusta esto: