Por Esto: Javier

diciembre 2, 2009 § 1 comentario

Por Alfredo Rodríguez

Transcurre la mañana, asisto desde el cuarto contiguo al de Girma, a audiciones de música, advierto comentarios, anécdotas. Ha pasado la hora de Los Latinos los de Estela Raval, los cinco grandes; «Solo tú, y solamente tú», posesibidad repleta de inmenso amor; «cuando el sol enamorado la luna ve», ahí está «la hora del crepúsculo», cantada en sus orígenes por los fabulosos Platters; así bebiendo bueno, llega José Tejedor, amigo entrañable, rey de victrolas, conectador de pueblo, «porque tu amor es mi espina, por las cuatro esquinas hablan de los dos», firma otro grande de México, el Rubén Fuentes de la «Vickina»; pasan la identificación de la emisora y anuncia el conductor por debajo de la bella «Sombras» que, llega la hora de Javier Solís.

Girma sintoniza bien el dial y sube un poquito, ahí está «mi amigo organillero».

Gabriel Siria Levario fue poseedor de una de las voces más cálidas y de uno de los timbres más hermosos que he oído en mi vida. «Tacubaya» no dejó nada para nadie. «Payaso, soy un triste payaso, ante el mundo estoy riendo y dentro de mi pecho, mi corazón sufriendo»; Javier, lavador de autos; ¿sabes cuántas penas lavaste y cuántos ojos humedeciste con tu brotar de sentimientos? La fría Garibaldi, donde tantas noches he pasado años después, me contaron de ti, una tarde una disfonía amenazaba con no dejarme entonar en los ochenta, allá, en el desaparecido Hotel del Prado, el empresario que me había llevado a México me condujo hasta el consultorio de un médico otorrino y foniatra muy afamado, y al llegar a su despacho te vi, Javier, enmarcado en un cuadro, pregunté solícito y el galeno me explicó que habías sido su paciente.

Entre anécdotas tuyas, enjuagues nasales, inyecciones endovenosas y calores, transcurrieron horas y sí que, además de la ayuda médica, las historias que sobre ti me hizo el facultativo, ayudaron a que a las 11 en punto de la noche este cantor estuviera «de paquete» y cantara en aquel bello recinto, que guardaba celoso aquel mural extraordinario del Diego de México y de América, del Diego de Frida, de Don Diego Rivera.

Cuentan que fuiste tímido con las mujeres por tu origen humilde que quisiste ocultar, a muchos en momentos de nuestras vidas nos ha sucedido, pero Javier querido: ¿Cómo superarte? Cinco veces firmaste siete papeles y te sobrevivieron nueve hijos, pareces contestarme con aquella canción por la que mereciste el primer disco de platino en 1957; sonríes y me sueltas: «¡Qué te importa!».

Fuiste amante admirador de aquel «Pedro de pueblo», del gran Infante, ¿quién escapó en América de su embrujo? ¿Quién no quiso subirse a una moto?, ¿quién no susurró al oído de una linda: «si te vienen a contar cositas malas de mí»?; pasados los años, una tarde al lado de Valdés Leal, tu aconsejador y amigo, quedándote con Pedro, encontraste definitivamente a Javier, y surgió el máximo comunicador del bolero ranchero de todos los tiempos, «Amorcito corazón, yo tengo tentación de un beso»; la comunicación, esa mágica perfecta, te salías de la vellonera y de las ondas, para cantarnos a cada quien.

Tu media voz se descolgaba sin desafinar, ni cromar siquiera. Justo a la Beltrán a Aguilar y a muchos más, hiciste cine, mucho cine, tanto como treinta y tantas películas, tuviste facultades naturales, muy espontáneas para la actuación. Hoy día te imitan los que se dedican a las imitaciones y cientos, miles de los que tienen carrera hecha y los que comienzan no pueden desprenderse de tu querer tan bien cantar.

Javier de idilio; me cuenta Mario, allá, entre tanda y tanda de fisiculturismo por Itzimná, que tuvo gusto en conocerte y ver cómo las «viejas» se desprendían de sus íntimas prendas y las lanzaban hacia ti, ¡ay, Álvaro Carrillo! ese es el mejor sabor; el sabor de ellas.

Síguenos dejándonos aquel «me recordarás, me recordarás, porque te he querido», ese sentido, no de machismo, pero sí de hombre, déjanos seguir saboreándolo desde tu decir.

Javier, muchas veces como tú, he cantado aquello de: «Ayúdame, Dios mío, ayúdame a olvidarla», otras junto a Paco y a ti, le he susurrado al oído: «cuando te haga falta una ilusión, háblame», en diferentes ocasiones fui de la mano de «Renunciación», para contarle que: «yo siempre fui lo que soy, jamás te diré mentiras», tú, Javier grande, desde tu Tacubaya querida, nos sigues dejando saber que muchos de los que andamos por momentos somos payasos perdidos en la penumbra de la noche, con risas y con llantos.~

Publicado el 01.12.2009 en el periódico Por Esto! (Mérida, Yucatán, México)

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§ Una respuesta a Por Esto: Javier

  • R. CUEVAS dice:

    Como naci?? "Payaso" , seg??n su autor.Platicando el maestro Zeta (Fernando Z. Maldonado) con Miguel Guti??rrez, este le pregunt?? (fue alrededor de 1984) como es que compuso Payaso.Habla el maestro Z.:"Pues f??jate que Javier me pidi?? que compusiera una canci??n para payasos dici??ndome que a ??l le gustaba ese arte y que alg??n d??a quer??a hacer una pel??cula haciendo el papel de un payaso y que quer??a que le compusiera una canci??n. Le dije que yo pod??a componerle una canci??n a un pueblo, a una mujer, hasta a un amigo…pero …para un payaso!!!No le encuentro la tesitura al asunto"…le dije."Pero una ocasi??n estando en la capital me invit?? Javier a un circo a donde ??l iba eventualmente, me llev?? boletos porque me dijo que quer??a presentarme a sus amigos payasos y que quer??a que los conociera. Fui al circo, me sent?? en un palco y Javier no aparec??a hasta que le conoc?? la voz a un Payaso que era ??l mismo. Al terminar fue por mi y le acompa???? adentro, viendo a un payaso sentado y triste, casi a punto del llanto le dije que me contara sus cuitas…me dijo: "pues f??jese que mi mujer me acaba de dejar y se llev?? a mis hijos, lo peor es que se fue con un compa??ero que trabajaba aqu?? mismo en el circo, llev??ndose a mis ni??os…ella no me importa ….pero mis ni??os!!!…y pensar que tengo que salir riendo a divertir al p??blico sin saber la pena que me embarga…est?? dif??cil , no le parece?".Fue suficiente, al salir del circo el maestro en el camino a casa, seg??n platic??, fue dando forma a la exitosa canci??n de Javier Sol??s: "…payaso, soy un triste payaso…ante el mundo estoy riendo y dentro de mi pecho mi coraz??n sufriendo"..

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