Cantar y beber en buenas fuentes
febrero 8, 2022 § 1 comentario
Con Rubén Fuentes vino la consolidación de la música con mariachi como género musical. De Fuentes además surgió el bolero ranchero, ese género que uno de sus intérpretes consentidos de Fuentes, Miguel Aceves Mejía, dicen, ninguneó. Aceves Mejía, claro, le grabó a Fuentes no sólo sus boleros rancheros, sino también sus sones, rancheras, jarabes y huapangos, amén de alcanzar con él el sonido del mariachi que Fuentes buscaba. Pedro Infante, otro consentido de Fuentes (y a quien le diera a grabar 44 canciones suyas), popularizó los primeros éxitos del compositor, incluido aquél bolero ranchero: “Cien años”. A don Rubén poco le faltó para alcanzarlos, murió a los 95.
En la obra de Rubén Fuentes aparece por supuesto el llamado rey del bolero ranchero. Sus caminos, empero, no se cruzan tanto como se esperaría en estos dos titanes contemporáneos de la música con mariachi. Las razones fueron comerciales: Solís y Fuentes trabajaban en las acérrimas casas rivales Columbia y RCA Victor, respectivamente. Todavía más, Fuentes tenía a su lado a la entonces mayor competencia de Javier: el tapatío Marco Antonio Muñiz. Y sin embargo, he ahí dos joyas fuentesinas que llegan a eclipsar a las del Lujo de México: “Escándalo” y “Luz y sombra”. Ambos temas, por cierto, aunque era de esperarse, no fueron incluidos por Marco Antonio (y Rubén, productor) en aquel disco homenaje a Javier y Pedro.
Hay un par más de canciones de Fuentes en el repertorio javiersolista. Una de película —aunque no de aquella del mismo nombre (donde Marco Antonio y Javier ¡casi cantan a dúo!)—, “El pecador”, que interpreta Javier en la prescindible Los tres mosqueteros de Dios (Morayta 1966), y que en los créditos no apareciera Fuentes sino su hijo, Alexandro F. Roth (la F. es de Fuentes; Rubén también firmó otros temas con sólo su segundo apellido, Gasson, como en “Flor sin retoño”). “Qué bonita es mi tierra” figura también con Solís (en su disco Rancheras con JS y en la película Rateros último modelo [Cortés 1964]); “Viva quien sabe querer”, una graciosa perla que siempre es bueno recordar (y que también Javier canta en una película, Un tipo a todo dar), y “Gorda” completan las cuatro restantes del sexteto de Fuentes en el manantial de Solís. “Gorda” tiene su detalle: Solís se la pidió expreso al compositor para su hija Gabriela, recién nacida, y la grabó con el mismísimo Mariachi de Silvestre Vargas. De peso la criatura.
De tarea queda lo siguiente: Rubén Fuentes sí trabajó directamente con Solís: en la música de sus películas. Ya de entrada podemos apostar que en las tres arriba mencionadas está Fuentes de por medio, pues Javier las cantó en sus correspondientes películas, pero bien podría haber más, es decir, no necesariamente con composiciones de Rubén. Todavía más: hay seis o siete, según el propio Fuentes, grabaciones inéditas de Javier que quedaron en manos del compositor, al ser de él la música, ¿cuáles serán?
El tiro de gracia a los 27
abril 11, 2013 § Deja un comentario
Con veintisiete años cumplidos Javier estaba lejos de ser Solís. Su nombre artístico estaba ya definido, sin duda, pero no así su estilo. En septiembre de 1957 había recibido su primer disco plateado por la canción —y primera gran oportunidad profesional— “Por qué negar” (Lara), que grabara en enero de 1956, es decir, meses antes de sus 25; para 1958 ya solo estaban quedando ecos, sin huellas, de aquellos sus primero pasos. Aún así, en ese periodo, 1956-1958, Solís se echó a la bolsa poco más de media centena de canciones. El propio director musical Felipe Valdés Leal creía que el cansancio estaba haciendo mella en el muchacho y de ahí que el estilo no encontrara lugar en él. Necesitaba un respiro: Solís seguía siendo infante.
Javier tomó nuevos aires en 1958 (también los probó, dicho sea, pues ese año conoció a Yolanda Mollinedo), se fue en caravana artística y regresó a los estudios de la Columbia a jugarse el destino con la ayuda de Valdés Leal y el maestro arreglista y compositor Rafael Carrión, quien, efectivamente, lo arregló y compuso para una grabación en particular: “Llorarás, llorarás” de Rafael Ramírez Villarreal.
Oír es raro; llorar, serio. Aquél día, en aquella sesión, un joven de 27 años se supo oír y seriamente lloró el recuerdo de su ídolo atascado en su propia voz. Muerte al imitador, ¿para qué llorar como infante lo que se puede cantar como Solís? Una vez identificada por Carrión, Javier también reconoció su propia voz: óyeme como quien oye a Solís. «De hoy en adelante imita a este señor en todas tus canciones», le habría dicho el maestro arreglista, y el enfermo se compuso. Es raro llorarse… y así cual palíndromo Javier regresó sobre sí.
Un antes y un después resultó la grabación de “Llorarás, llorarás”. Un parteaguas. La Columbia confirmó y mantuvo a Javier (¿y Solís a la Columbia?), las grabaciones fueron a más —a unas cuantas estaba de «darle en la torre» al compadre Infante de Carrión— y el solista se subrayó. ¿Qué habrá visto Valdés Leal en “Llorarás, llorarás”? Los boleros de Ramírez eran apreciados, “Nuestro amor” con Los Panchos era quizá respaldo importante, así como aquellos (otros) temas de película “Si tienes corazón” y “De pies a cabeza” interpretados por Toña la Negra y Pedro Infante, respectivamente. La apuesta se mantenía con el muchacho: a la yugular: bolero con mariachi: all in. Y se ganó la partida: vaya flush, una flor imperial y real.
No conformes con el éxito discográfico, “Llorarás, llorarás” se triplicó en pantalla: fue incluída en escenas de película de Javier: Tres balas perdidas (Rodríguez, 1961), En cada feria un amor (González, 1961) y Los cinco halcones (Delgado, 1962). Para el anecdotario, en un disco sencillo (de 45 rpm) hay un Pablo Flores (¿aquél amigo de Solís del trío México?) como compositor de la canción:
Pero se sabe que es de Ramírez y que salió al mercado (en contracara de “Después de amarnos”) en un disco así:
(Así tal cual, “Llorarás”, y con un primer nombre, “Isabell”, es como se reporta —con decenas de intérpretes amén de Solís— en la base de datos de la SACM, donde, por cierto, ninguna de tres canciones intituladas “Llorarás, llorarás” tiene como autor a Rafael Ramírez pero sí a un… Pablo Flores Lagunas. Para llorar.)
Curiosidad puede también ser el acompañamiento. Según esos primeros discos es el mariachi Zapopan de Miguel Martínez (maestro trompetista que acompañara a otros mariachis como el Vargas y a una pléyade de cantantes) quien acompaña al solista, pero para el disco de larga duración Llorarás, llorarás (1959) se señala en la contraportada a los mariachis Jalisco y México de Pepe Villa. ¿Fueron versiones diferentes? Tanto la canción que nos ocupa como “Mentira, mentira” y “Vengo a decirte adiós” ya habían sido grabadas, el resto (9) fueron primicia: me parece natural que, por cantidad, solo se diera el crédito a las nuevas grabaciones y que esas tres fueran mera inclusión. De Zapopan es pues el acompañamiento.
La canción también forma parte de discos de éxitos de Javier, Mis 30 mejores canciones (Sony 1998) y A 40 años… me recordarás (Sony 2006), y de dos sabrosas mezclas: Los Panchos con Javier Solís (Columbia ~1966), con una bellísima segunda de Enrique Cáceres, y Javier Solís con la Rondalla Venezolana (Sony 2011), con solo Solís de inspiración pues la Rondalla, sin mariachi, es la única que se escucha en ese track.
Aquí pues “Llorarás, llorarás”…
Llorarás, llorarás (Rafael Ramírez)
Llorarás, llorarás, mi partida;
aunque quieras arrancarme de tu ser,
cuando sientas el calor de otras caricias,
mi recuerdo ha de brillar donde tú estés.
Has de ver que mi amor fue sincero
y que nunca comprendiste mi penar;
cuando sientas la nostalgia por mis besos:
llorarás, llorarás, ¡llorarás!
No era para menos el éxito. Entre violines y trompetas Javier desarrolla sus matices en apenas dos minutos de voz. Sin chillido alguno, no es sino hasta el final que se escucha la suavidad de la tremenda fuerza de Solís. Arranca y brilla al centavo (y de a peso); comprende nostalgias: exhorta llanto… Llora la canción.
Si el texano Rafael Ramírez Villarreal no pudo pegar a lo grande con Pedro Infante, sí que lo hizo con Javier Solís. Al poco de haber sido grabada con las Hermanas Gongora (paisanas del compositor), “Llorarás, llorarás” en voz de Solís le brindó su primer hit y le hizo merecer, dada la popularidad de la canción, dos veces consecutivas el “Micrófono de Oro” (de la Asociación Nacional de Locutores de México). Cinco años hay entre aquella escena “De pies a cabeza” con Infante —en El mil amores (González, 1954)— y el año del renacimiento de Solís con Ramírez. Finalizado 1958 con esa esperanza de Javier en el estudio de grabación, fue 1959 cuando desde el norte, Texas incluído, y acaso por los oriundos aires del compositor, “Llorarás, llorarás” sonó hasta el centro de México, Tacubaya incluída: un muchacho de 27 años había encontrado la inmortalidad.~
La importancia de cantar a Julia
junio 9, 2010 § 2 comentarios
Lo siguiente es historia conocida entre los javieristas, y referida en la última página del tomo II de La vida de Javier Solís (Ed. Clío 1995) de José Felipe Coria.
Dice así.
Para poner a prueba su estilo, decidió grabar todos los valses que Pedro había hecho famosos. Quería darle un giro especial a cada uno de ellos, en especial a «Julia», melodía que era un alarde insuperable de perfecciones en la voz de Pedro.
Cuando se grabó «Julia» [fechado ello en 1959] no resultó a la primera, como ya era costumbre en Javier. Se fijó dónde había fallado y en la segunda toma se esmeró en cantarla mejor. [Rafael] Carrión lo reconoció enseguida. Desde el micrófono de la cabina, en lo que escuchaba la toma, le dijo a Javier:
—Le acabas de dar en la torre a mi compadre.
Al salir de los estudios, Javier sentía que, al fin, le había ganado a Pedro en su terreno, y sí, Pedro era el ídolo de México y lo sería siempre, pero lo había destronado como cantante.
Aquí pues “Julia”, de Francisco Moure Holguín, con mariachi:
¡Qué va!
Y de pronto se canta la canción
mayo 17, 2009 § 3 comentarios
En una nota anterior (febrero 2008) colgué la parte de un video (es decir, una foto) donde aparece la imagen de Javier (junto al que parece ser el Piporro) en el sepelio de Pedro Infante, aquél miércoles 17 de abril de 1957. En los respectivos comentarios se acotó que había dudas sobre la veracidad ya no sólo de la imagen sino del momento en sí. Se dice que, por ejemplo, tales imágenes con Solís y demás gente del espectáculo no es posible dado el, precisamente, número de «luminarias» presentes; también, se dice que no era posible que Javier tuviera un lugar, digamos, preferente en aquella tan especial fecha, amén de que en la referida imagen se le ve con traje (terno) y no de charro —como se le conoce en la foto «oficial» incluída en inter alia el libro Pedro Infante 50 años Inolvidable (Ed. Televisa, 2007), del cual ya se ha hablado aquí (noviembre 2007) también.
Pues bien, aquí una mejor evidencia de que sí, Solís estuvo ahí en las primeras filas del sepelio de Infante y que estaba vestido de charro. Esto es, que para aquello de que «no es posible tal cantidad de luminarias», baste recordar que, caramba, el muerto era nada más y nada menos que Pedro Infante, ¿cómo no iba tener ahí congregados ante su tumba a la crema y nata del cine y música del momento (Solís, recordemos, era ya parte de la casa Columbia CBS)? Luego, de la vestimenta de Javier, en aquella foto tan sólo se le ve de negro y no se alcanza a distinguir si su traje es de charro o no. Como fuere, ya les digo, selectos lectores, hay una mejor muestra de que Javier estuvo ahí, y que aquella anécdota de Solís cantando «Grito prisionero» es por demás factible, por no decir veraz. Antes, aquí la nueva liga al video aquél (sucede que quitaron el anterior), donde Solís sale a cuadro (en el minuto 6:27): click. Decía de la evidencia, es una que gracias al aviso oportuno de Rodman (del Javier Solís Club2), podemos ver en la página güeb de Proyecto 40, en la sección InternetTV, en la parte de Leyenda Urbana, programa donde los días 18 y 25 de abril del 2009 se transmitió un especial de Pedro Infante. Es en el segundo programa donde se da paso a las imágenes del sepelio de Infante. El audio corre a cargo del presentador del programa, Alberto Barranco, y de la voz (en off) del narrador del video original (uno que parece ser fue hecho al cumplirse un aniversario de la muerte de Pedro), éste, pues, es distinto a aquél arriba referido, es todo en blanco y negro y tiene unas tomas más abiertas donde se permite ver a la multitud testigo del momento. Javier, lo dicho, fue parte de ello y sí que se le puede ver claramente en el video. En el programa en sí hacen pasar dos veces esa imagen parte de la crónica audiovisual donde Solís sale a cuadro. En la primera (aprox. minuto 15:15), su imagen coincide cuando se escucha la voz del narrador decir, atención, «Porque nunca se puede olvidar a quien siempre sabe estar presente»; luego, en la segunda ocasión (aprox. minuto 18:38) es la voz de Alberto Barranco la que se escucha decir, al tiempo que sale Solís a cuadro, «Y de pronto llegan los mariachis, y de pronto se canta la canción más querida (…)». Aquí las respectivas imágenes:
Helo ahí, con su traje de charro (versión camisa pachuqueña sin moño) y acaso pensando en liberar su aprisionado grito después de aquellas primeras dos canciones (cantadas por todos los presentes), «Amorcito corazón» (sí, como bien nos dice Alberto Barranco, «la canción más querida, la más sentida de Pedro Infante») y «Mi cariñito».
Podemos, avezados lectores, hilar coincidencias y decir que aquél momento marcó la historia de Javier y su entonces porvenir. Solís supo estar presente y salir de entre la gente para, con acertada prontitud, cantar la querida canción. Y así fue, caray, inolvidable nuestro Javier por su perenne presencia y por haber cantado sentidamente (y mejor que nadie) las más queridas canciones. Porque nunca se puede olvidar. Por aquí nos vemos y leemos. ¡Qué va!Javier Solís en El Mariachi
noviembre 23, 2008 § Deja un comentario
No me refiero a la película de Robert Rodríguez, sino al libro de Jesús Jáuregui «El Mariachi» (Taurus, 2007). Un estudio social y antropológico que aborda desde dintintos puntos la figura del mariachi y su tradición. El autor nos ofrece una obra que bien podría ser ya de referencia obligada para todo aquél que se diga conocedor del tema. Así, como tal, hay nombres que no pueden faltar en su mención. Uno de ellos: Javier Solís.
Me permito transcribir algunos apuntes de Jáuregui sobre Javier Solís.
El último ídolo fue Javier Solís, cuya carrera fue menos brillante. A diferencia de los anteriores, sus actuaciones en los filmes fueron mediocres, por lo que su imagen fue más sonora que visual y su público se caracterizó por la identificación con el «cantante de origen proletario». Su estilo, definido en Entrega total, Me recordarás y Sombras, «está determinado por su género preferido: «el bolero ranchero», a medio camino entre el estilo de cantina y el ranchero tradicional. Su expresiva y sensual voz con ciertos resbalones rítmicos en los momentos en que requerían más expresión, así como una afinación acomodaticia, le dan el toque inconfundible» (Moreno Rivas, Y., Historia de la música popular mexicana, 1979).
Los integrantes de esta «Tercia de Ases» comparten además de su cualidad de excelentes cantores, la condición de «machos enamorados» (tanto en la pantalla como en la vida real) y el haber dejado el trono a tiempo: todos murieron en plenitud, cuando se encontraban en la cúspide de su carrera. «Son los ídolos de la canción, los amos de la mujer mexicana y los ahijados de la muerte» (Aviña y Salazar, Ahijados de la Muerte, Somos uno: 3 tipos de cuidado, 2001). Por eso siguen —cada uno a su manera— en el corazón del pueblo.
Aquí las páginas donde se menciona a Solís:
Por aquí nos vemos y leemos. ¡Qué va!
El adiós de Javier
febrero 29, 2008 § Deja un comentario
Gracias al video que rsolis nos refiere, aquí la imagen de Javier Solís en el sepelio de Pedro Infante, el día miércoles 17 de abril de 1956 en el panteón Jardín de la Ciudad de México. La anécdota es conocida: Javier rindió aquél día su particular tributo y liberó, en medio de aquella cárcel de brazos y lágrimas, su grito prisionero.
AGN, Archivo Fotográfico Hermanos Mayo
Un poco más
noviembre 29, 2007 § Deja un comentario
No hablaré de aquél bolero de Álvaro Carrillo o de alguna interpretación de Javier, esta vez les quiero compartir lo que de Solís hay en un libro-fotodocumental de Pedro Infante: Pedro Infante 50 años Inolvidable (Editorial Televisa 2007). No es mucho, es cierto, pero es más que suficiente, pues creo que con ello se hace patente lo justo y necesario. Esto es:
Y el texto dice así:
Así las cosas, su lugar está dado. Ya después, después sería la voz de Solís que habló, cantó, y encantó. Ahora lo que nos resta es seguir escuchando a Javier, quien, como los grandes, cada vez canta mejor. Y, por qué no, acaso homenajes como los de esta maravilla de libro. Tela hay, voluntades también, ¿o no? Sea pues.
Por aquí nos vemos y leemos… ¡qué va! PS. Gracias mil por la visita, por los mensajes, por su lectura.¿Cómo te gustaría un próximo disco de Solís?
septiembre 27, 2006 § Deja un comentario
Bien, se cerró la encuesta, y después de 458 votos he aquí los resultados:
¿Cómo te gustaría un próximo disco de Javier Solís?
*Canciones inéditas o remasterizadas 52%
*A dúo con Pedro Infante 43%
*Duetos 5%
Además de su participación, agradezco los comentarios que algunos hicieron en la encuesta. Gracias mil. Los comentarios se explayan sobre el porqué de las opciones finalmente elegidas. Entonces, atención deberán de poner aquellos involucrados en la todavía carrera discrográfica de Javier: demanda hay, y bien. Luego, sobre qué tipo de material es el que se espera tener y comprar, pues me parece que esta humilde encuesta refleja aquello que, creo, ya se tiene más que claro. Los solismaniacos y javieristas deseamos escuchar más y mejor a Javier Solís. No sean díscolos, señores de la industria, sáquenle jugo a lo bueno de la vida y compártanlo. Rebién han sido aquellos últimos cedés de Javier (i.e., JS con Orquesta, Las Inéditas de JS, JS con Trío) que ofrecieron más y mejor de Solís. Seguros estamos que hay más y dispuestos estamos a apoyar la figura de Javier. Dicho sea.
Por supuesto, y buena parte de los encuestados lo dijeron, otra opción bienvenida sería escuchar a Solís e Infante juntos. Ello, claro, gracias a la posible magia de la tecnología. Digo posible, porque según los conocedores la cuestión no es del todo sencilla dado el tipo de grabación que Pedro hizo en su tiempo. Es decir, que no es tan fácil separar su voz del resto de la música de sus grabaciones. Con las grabaciones de Javier, nos siguen explicando los conocedores, sí es posible separar su voz pues su grabaciones originales así lo permiten. En fin. Sea pues, ahí otra opción que merece atención por parte de los expertos y de aquellos que puedan incidir en los próximos discos de Javier Solís.
Finalmente, ya se ve, los duetos al estilo, por ejemplo, Javier Solís y Vicente Fernández en su disco Mis Duetos (2005), no son del todo requeridos por parte del público selecto y conocedor. Se valen, que ni qué, pero nomás tantito.
Así las cosas, vox populi, vox dei. Por aquí nos vemos y leemos, ¡qué va!
De antología: Pedro y Javier juntos
julio 12, 2006 § 1 comentario
Como bien dice nuestro cuate Luis B., del Perú, gracias a ellos, Pedro y Javier, por sus interpretaciones. Yo además le doy gracias a Luis por esta magnífica estampa, es un trabajo hecho por él que le quedó, no me dejaran mentir, excelente. Se nota el cariño y el respeto por estos dos grandes de la canción. Pedro y Javier, Javier y Pedro, dos gallos inmortales que siguen dándonos los mejor de ellos para que nosotros los mortales sigamos creyendo en lo divino.
La foto original es con Frank Sinatra. Aquí, gracias a la magia de la computadora, Luis nos regala la imagen soñada por muchos: Pedro Infante y Javier Solís juntos. ¿Habrá manera de además de una fotografía lograr algún audio con ellos dos y sus magníficas voces a la par?… Ánimas que sí. Se vale soñar y con la magia digital pues cuantimás. ¡Qué va!
Pedro Infante no ha muerto
abril 15, 2006 § Deja un comentario
La SOLISMANÍA recuerda hoy 15 de abril al Ídolo de Guamúchil, Pedro Infante.
Bien es sabido que si Javier Solís tuvo influencias, Pedro Infante fue la principal. Como ídolo que era en los cincuentas, Javier empezó su carrera musical a la sombra de Pedro y sin querer lo imitaba; sin embargo, con el paso del tiempo y las grabaciones, Solís pudo no sólo evitar la imitación sino generar su propio estilo y estar al tú por tú con las grabaciones de Pedro.
Infante murió volando en 1957 y Solís apenas despegaba; en el día del entierro de Pedro, Javier, al fin fan, se hizo espacio dentro de la multitud y cantó (a la manera de Infante) «Grito prisionero». Así, prisionero de ese espontáneo grito, Solís pasó un tiempo más sin lograr rebasar las maneras de Pedro. No fue sino hasta la grabación de «Llorarás, llorarás» (en 1958), y de las subsecuentes grabaciones, cuando por fin salió del todo la voz y estilo de Javier Solís. En los años siguientes se dio, ahora sí, el ascenso de su carrera que lo llevaría a estar a un lado, sí, lado a lado, de su ídolo Pedro Infante.
Mucho se ha escrito sobre Pedro y su obra, aquí en la SOLISMANÍA hemos de quedarnos con ese pedazo de su obra que dio inicio a lo que después Javier se encargaría de pulir y dejar más que establecido y bien sentado: el bolero ranchero. «Amorcito corazón», música de Manuel Esperón y Cortazar, letra de Pedro de Urdimalas, no sólo brindó a Infante un éxito más en su carrera sino que sirvió de base para la creación del bolero ranchero. Es de hecho para muchos el primer bolero ranchero. Es también un clásico de la música mexicana y, bien se puede afirmar, un sinónimo de Pedro Infante. Helo aquí, pues, en voz de aquél que encumbró el género y lo consolidó: nuestro Javier Solís. Un homenaje de Solís a Infante. Un recuerdo de esta bitácora del Rey del Bolero Ranchero al Ídolo del Pueblo, el querido Pedrito.
Como podrán escuchar, Solís no imita y simplemente deja salir su media voz para así hacer de la canción una muy suya y, al mismo tiempo, respetar aquella versión de Infante. Es decir, entiende la dimensión de la melodía, aquella dada por Pedro, y se encarga entonces de, si me permiten la expresión, abrillantar lo hecho por Infante. Su voz, se sabe ya, era la idónea para este tipo de canciones y su género, y he aquí una buena muestra. Arriesgada, sí, por interpretar algo que, lo dicho, era sinónimo de Infante, pero con todo, y escúchese el final, la voz y estilo se imponen y se logra una muestra de la valía de Javier Solís.
Por aquí nos vemos y leemos, ¡qué va!